Una de las miles de veces que te he querido.
Grítalo fuerte, escríbelo en el cielo y grita, mucho, mucho más, dí quien eres y todo lo que vales que eres fuerte y ya no te vas a derrumbar.
En el momento en el que tu para mi lo eres todo y yo para ti no soy nada me doy cuenta de que algo esta saliendo mal.

miércoles, febrero 27

De como mis aventuras sexuales se convirtieron en historia.



Quince segundos después, y sin saber cómo, yo estaría a punto de experimentar el éxtasis más profundo que una mujer puede sentir. Cada segundo me sentía más viva y sin saber porque a él lo sentía más fuerte. Las cortinas se escondían tímidamente entre las ventanas. El vapor empañaba los cristales que extrañados intentaban entender lo que allí pasaba. Por unos instantes el mundo se paró y la tierra dejo de dar vueltas alrededor del sol. Estaba dentro de mí, eternamente dentro de mí, y yo no quería que se alejara. Yo excitada, sabiendo que los seres inertes de aquel lugar nos estaban observando empecé a aligerar el ritmo. Una y mil veces nos fundimos entre suspiros y gemidos, una y mil veces recorrieron mis uñas toda su espalda. Aquellos muebles nos miraban, y yo deseando que la luna nos observara, deseando que le viento nos secara el sudor de nuestra piel. Una y mil veces más.
No nos conocíamos pero ya me sabía de memoria todos los recovecos de su cuerpo. Una hora, dos horas, tres horas. Una noche eterna nos esperaba por delante y quince segundos después, despertaron los cisnes con las primeras luces del amanecer.


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