Él: Sabía yo lo que es amor, ojos jurad que no, porque nunca habia visto yo una belleza asi.
Él: Si profano con mi indigna mano este sagrado santuario pecado de amor sera. Mis labios peregrinos ruborizados quisieran hacer penitencia con un dulce beso.
Ella: Buen peregrino no riñas tanto a tu mano que demuestra un gran fervor a esto, pues hasta las manos de los santos tocan a las de los peregrinos y el tocar palma con palma es el beso del palmero.
Él: ¿No tienen labios los santos, y los piadosos palmeros?
Ella: Si peregrino, labios para usar en la oración.
Él: Entonces querida santa deja que los labios hagan como las manos, no conviertas fé en desesperación.
Ella: Los santos no se mueven cuando sucumben a las súplicas.
Él: Entonces quieta mientras recojo el efecto de mi oración.

Ella: ¿Entonces mis labios tienen ahora el pecado?
Él: ¿Pecados de mis labios? me reprochas con dulcura y devuelveme mi pecado.
Ella: Besas como un maestro.
Ella: Mi único amor nació de mi unico odio, pronto le he visto y tarde le conozco, extraño nacimiento del amor que me hace amar a mi enemigo peor.
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